¿Qué abolió Cristo en Efesios 2:15? Significado bíblico y teológico explicado
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Efesios 2:15 dice: “Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz.” Este texto ha sido interpretado de diversas maneras a lo largo de la historia cristiana. Algunos creen que Cristo abolió toda la Ley; otros sostienen que se refiere únicamente a las leyes ceremoniales. En este artículo analizamos el pasaje con profundidad bíblica, teológica y contextual, para entender exactamente qué fue lo que Cristo abolió en la cruz.
Contexto general de Efesios 2
La carta a los Efesios fue escrita por el apóstol Pablo para fortalecer la fe de los creyentes gentiles y recordarles la unidad que ahora tienen en Cristo. En el capítulo 2, Pablo contrasta la condición anterior de los gentiles —alejados de Dios y de Israel— con su nueva posición en Cristo. Antes estaban “sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa”, pero ahora han sido “hechos cercanos por la sangre de Cristo” (Efesios 2:12-13).
El propósito de Pablo no es contradecir la Ley moral de Dios, sino mostrar que las diferencias religiosas y rituales entre judíos y gentiles quedaron sin efecto. La obra redentora de Cristo destruyó todo muro de separación, inaugurando una nueva humanidad reconciliada con Dios y entre sí.
“Derribando la pared intermedia de separación”
En el templo de Jerusalén había un muro que separaba el atrio de los gentiles del resto del templo. Ningún gentil podía pasar más allá de esa barrera sin exponerse a la muerte. Este muro físico simbolizaba la separación espiritual entre los judíos, que tenían acceso a las ordenanzas del culto, y los gentiles, que estaban fuera de esas bendiciones.
Cuando Pablo menciona que Cristo “derribó la pared intermedia de separación”, usa esta imagen como una metáfora de la obra reconciliadora del Mesías. En la cruz, Jesús eliminó la causa de enemistad entre ambos pueblos: las leyes ceremoniales que marcaban la diferencia entre israelitas y no israelitas.
¿Qué significa “abolir en su carne la ley de los mandamientos en ordenanzas”?
El texto griego dice: ton nomon ton entolon en dogmasin katargēsas, literalmente “habiendo abolido en su carne la ley de los mandamientos en ordenanzas”. El verbo katargeō significa “dejar sin efecto, invalidar, poner fin a algo que ha cumplido su propósito”. Por lo tanto, Pablo no dice que Cristo destruyó toda la Ley de Dios, sino que dejó sin efecto cierta parte específica: los mandamientos “expresados en ordenanzas”.
La palabra dogma (plural dogmasin) se usa en el Nuevo Testamento para referirse a decretos o reglamentos ceremoniales. En Lucas 2:1, por ejemplo, se traduce como “edicto”; en Colosenses 2:14, como “decretos”. En ambos casos, el sentido es el de normas escritas que regulan prácticas, no principios morales eternos. Por eso, cuando Pablo habla de “la ley de los mandamientos en ordenanzas”, se refiere a las prescripciones rituales que regían el culto levítico.
La diferencia entre la Ley moral y la Ley ceremonial
En el Antiguo Testamento encontramos dos tipos de leyes claramente diferenciadas:
- La Ley moral, resumida en los Diez Mandamientos (Éxodo 20), escrita por el dedo de Dios y guardada dentro del arca del pacto.
- La Ley ceremonial, compuesta por las ordenanzas dadas a Moisés sobre sacrificios, fiestas, purificaciones y rituales del santuario, escrita por Moisés en un libro y colocada al lado del arca (Deuteronomio 31:24–26).
Esta segunda ley era simbólica y temporal. Cada sacrificio, cada rito, cada fiesta apuntaba al Mesías venidero. Cuando Cristo murió, todos esos símbolos alcanzaron su cumplimiento. Como enseña la Biblia, el sacrificio perfecto de Jesús puso fin al sistema de tipos y sombras.
Confirmación en Colosenses 2:14
Un pasaje paralelo a Efesios 2:15 se encuentra en Colosenses 2:14, donde Pablo dice que Cristo “anuló el acta de los decretos que nos era contraria”. La palabra traducida como “acta” (cheirographon) significa literalmente “documento escrito a mano”, y en el contexto se refiere al libro de la ley que Moisés escribió. Este libro contenía las ordenanzas que, al ser transgredidas, condenaban al pueblo. Por eso Pablo afirma que Cristo las quitó de en medio, clavándolas en la cruz.
El propósito de las ordenanzas
Las ordenanzas ceremoniales tenían un valor pedagógico. Enseñaban al pueblo la santidad de Dios, la gravedad del pecado y la necesidad de un sustituto inocente. Cada sacrificio de un cordero apuntaba al Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo. Pero una vez que el sacrificio perfecto fue ofrecido, los símbolos perdieron su función.
Hebreos 10:1 declara: “La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.” Con la muerte de Cristo, la realidad reemplazó a la sombra.
La continuidad de la Ley moral
Algunos interpretan erróneamente Efesios 2:15 como si Cristo hubiera abolido también los Diez Mandamientos. Sin embargo, eso contradiría las propias palabras de Jesús: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5:17). El verbo “cumplir” (plēroō) significa completar, llenar de sentido, llevar a su perfección.
Cristo obedeció perfectamente la Ley moral y la confirmó como la norma eterna de justicia. La diferencia es que ahora esa Ley no se guarda como un medio de salvación, sino como fruto del amor y la fe. La gracia no anula la obediencia; la hace posible.
Unidad en Cristo: un solo pueblo
El propósito final de la abolición de las ordenanzas fue la creación de un solo pueblo. Ya no hay distinción entre judío y gentil, porque todos son uno en Cristo Jesús (Gálatas 3:28). El muro que separaba fue derribado; ahora todos tienen acceso directo a Dios a través del mismo Espíritu.
Esta verdad tiene profundas implicaciones prácticas. En lugar de rivalidades religiosas, Cristo nos llama a vivir en armonía, reconociendo que la salvación es por gracia y que su sacrificio nos une como familia espiritual. La iglesia es el nuevo templo donde habita su presencia.
Testimonio de los Padres de la Iglesia
Los primeros cristianos entendieron Efesios 2:15 en este mismo sentido. Juan Crisóstomo, uno de los grandes predicadores de la antigüedad, escribió: “No se refiere aquí a los Diez Mandamientos, sino a los ritos que hacían la separación; pues no abolió la Ley, sino la enemistad.”
De igual modo, Juan Calvino comentó: “La palabra ‘ordenanzas’ designa las ceremonias, no los preceptos de la vida santa.” Ambos coincidían en que Cristo puso fin a los ritos ceremoniales, no a la moral divina.
La enseñanza del libro de Hebreos
El libro de Hebreos explica con detalle el cambio de sacerdocio y de ley ceremonial. “Cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley” (Hebreos 7:12). No se trata de la abolición de los mandamientos morales, sino del reemplazo del sistema levítico por el sacerdocio de Cristo.
El santuario terrenal y sus servicios eran una figura del verdadero tabernáculo celestial (Hebreos 8:5). Por eso, cuando Jesús murió y resucitó, comenzó su ministerio como sumo sacerdote en el cielo, haciendo innecesario el sistema simbólico de la Tierra.
La Ley escrita en el corazón
El nuevo pacto no elimina la Ley, sino que la interioriza. Hebreos 8:10 dice: “Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré.” Esto significa que la obediencia ahora brota del amor y la gratitud, no de la obligación. Cristo no vino a destruir la Ley, sino a restaurar su propósito original: guiar al ser humano hacia la justicia y la comunión con Dios.
Aplicación espiritual de Efesios 2:15
Efesios 2:15 no es solo una enseñanza teológica; también es un llamado a la unidad espiritual. Las “enemistades” que Cristo abolió no se limitan a las diferencias rituales, sino también a las divisiones humanas: orgullo, prejuicio, discriminación. En Cristo, toda barrera cae. Él nos enseña a vivir reconciliados con Dios y con nuestros semejantes.
Así como el muro del templo fue derribado, Dios quiere derribar los muros del egoísmo y del sectarismo en su iglesia. El evangelio no admite superioridades étnicas ni religiosas. Todos somos igualmente necesitados de gracia.
Conclusión: lo que realmente fue abolido
En resumen, Cristo abolió las ordenanzas ceremoniales del antiguo pacto —los sacrificios, las fiestas, los ritos purificatorios y las distinciones que separaban a los pueblos— porque todas ellas señalaban a su sacrificio perfecto. Sin embargo, la Ley moral de Dios permanece como la norma eterna de conducta, escrita ahora en el corazón del creyente por el Espíritu Santo.
Efesios 2:15, lejos de ser un texto contra la Ley, es un himno a la reconciliación. Cristo quitó lo que dividía para crear un nuevo pueblo unido en el mor, la gracia y la verdad. Su cruz no solo nos reconcilió con Dios, sino también entre nosotros.
Referencias bíblicas para estudio adicional
“Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno.” — Efesios 2:14
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