Al escoger a hombres y mujeres para su servicio, Dios no pregunta si tienen bienes terrenales, cultura o elocuencia. Su pregunta es: ¿Andan ellos en tal humildad que yo pueda enseñarles mi camino? ¿Puedo poner mis palabras en sus labios? ¿Me representarán a mí? – {MC 24.4}
Hagámonos esas preguntas todos los días. A Dios no le importa cuánto tenemos, sino cuánto podemos dejarnos usar por Él. ¡Quiere hacer MARAVILLAS a través de ti!
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