El Diezmo: Fidelidad Financiera según las Creencias Adventistas del Séptimo Día
Introducción
El diezmo es una práctica ancestral que ha estado presente a lo largo de toda la historia bíblica, desde los patriarcas del Antiguo Testamento hasta los tiempos del Nuevo Testamento. Para la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el diezmo no es simplemente una tradición o una forma de financiar la obra de la iglesia; es un acto de fe, adoración y obediencia a Dios. Este artículo explorará, desde una perspectiva bíblica y doctrinal adventista, el significado, propósito y relevancia del diezmo en la vida del creyente.
¿Qué es el diezmo?
La palabra “diezmo” proviene del hebreo ma'aser, que significa literalmente “la décima parte”. En términos simples, el diezmo es el 10% de los ingresos que se consagra y entrega a Dios. Para los adventistas del séptimo día, este principio no es arbitrario ni opcional, sino una clara ordenanza bíblica que refleja la mayordomía del creyente.
Fundamento bíblico del diezmo
Desde los primeros libros de la Biblia, el diezmo es mencionado como parte integral de la relación entre Dios y su pueblo:
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Génesis 14:18-20: Abraham da el diezmo de todo a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo.
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Génesis 28:20-22: Jacob promete dar el diezmo de todo lo que Dios le diera.
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Levítico 27:30: “El diezmo de la tierra... es de Jehová; es cosa dedicada a Jehová.”
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Malaquías 3:10: “Traed todos los diezmos al alfolí... y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos...”
El Diezmo en el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, el diezmo fue instituido como un sistema de sostenimiento para el sacerdocio levítico. La tribu de Leví, encargada del servicio del santuario, no recibió herencia territorial, y por ello Dios designó el diezmo como su fuente de sustento (Números 18:21-24).
Este sistema aseguraba que el templo funcionara correctamente, que la enseñanza espiritual no se interrumpiera y que los levitas se dedicaran de lleno a su misión sagrada. Además, el acto de diezmar era una forma concreta de reconocer que todo lo que el pueblo poseía provenía de Dios.
El Diezmo en el Nuevo Testamento
Muchos cuestionan si el diezmo sigue vigente bajo el nuevo pacto. Si bien es cierto que el Nuevo Testamento enfatiza la gracia y la libertad cristiana, también hay evidencia clara de la continuidad de este principio:
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Mateo 23:23: Jesús reprende a los fariseos por diezmar pero descuidar la justicia y la misericordia, pero no les dice que dejen de diezmar: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.”
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Hebreos 7: Se menciona cómo Abraham dio diezmo a Melquisedec, tipo de Cristo, confirmando la relevancia del acto aún bajo el nuevo sacerdocio.
Los adventistas del séptimo día creen que el diezmo no ha sido abolido, sino que sigue siendo un principio eterno de fidelidad a Dios.
La enseñanza adventista sobre el diezmo
La Iglesia Adventista del Séptimo Día enseña que el diezmo debe ser separado de inmediato al recibir los ingresos, y que debe ser entregado a través de los canales oficiales de la iglesia. A diferencia de algunas denominaciones, los adventistas creen que el diezmo no se usa para cualquier fin, sino exclusivamente para el sostenimiento del ministerio evangélico, especialmente los pastores.
Declaración de creencias
La creencia número 21 de las “28 creencias fundamentales” de la Iglesia Adventista se titula “Mayordomía”, y dice:
“Dios es el dueño de todas las cosas. Nosotros somos sus mayordomos, y a Él debemos rendirle cuentas. Parte de nuestra mayordomía es devolver fielmente el diezmo y dar ofrendas, como una expresión de gratitud y confianza.”
Diezmo y mayordomía cristiana
Para los adventistas, el diezmo es parte de un concepto más amplio: la mayordomía cristiana. Todo lo que poseemos —tiempo, talentos, salud, recursos— viene de Dios. Al diezmar, el creyente reconoce que Dios es el dueño de todo y que uno es simplemente un administrador de sus bendiciones.
El diezmo como acto de adoración
El acto de devolver el diezmo no es una simple transacción financiera. Es un acto sagrado de adoración. Es reconocer la soberanía de Dios, expresar gratitud y vivir con una dependencia constante del Señor.
El principio del primer fruto
Los adventistas enseñan que el diezmo debe ser lo primero que se aparta, antes de cualquier otro gasto o necesidad. Este principio del “primer fruto” muestra que Dios es prioridad en la vida del creyente (Proverbios 3:9-10).
¿A dónde va el diezmo en la Iglesia Adventista?
Una característica particular del sistema adventista es su administración centralizada y transparente del diezmo. El diezmo recolectado en cada iglesia local se envía al campo local (misión o asociación), desde donde se distribuye equitativamente para sostener a los ministros y otros siervos de la iglesia. Este sistema ha permitido que el evangelio avance globalmente de forma ordenada y justa.
Transparencia y rendición de cuentas
La iglesia publica informes financieros y audita regularmente el uso de los diezmos. Esta transparencia ha generado confianza y ha permitido un crecimiento sostenido a nivel mundial.
El poder del diezmo en la misión mundial
El sistema del diezmo ha sido clave para sostener la vasta red de escuelas, hospitales, iglesias y medios de comunicación que la Iglesia Adventista administra en todo el mundo. Gracias a la fidelidad de millones de creyentes, la misión evangelizadora avanza en los cinco continentes.
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Más de 95,000 iglesias establecidas.
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Presencia en más de 200 países.
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Decenas de canales de televisión, estaciones de radio y publicaciones.
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Miles de pastores y misioneros sostenidos por el diezmo.
¿Qué diferencia hay entre diezmo y ofrenda?
Una confusión común es pensar que el diezmo y la ofrenda son lo mismo. Sin embargo, desde la perspectiva bíblica y adventista, son distintos:
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El diezmo es el 10% obligatorio (aunque voluntario en actitud), que pertenece a Dios.
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La ofrenda es una expresión voluntaria de gratitud, dada además del diezmo, usada para otros fines como mantenimiento de templos, ayuda social, evangelismo local, etc.
Bendiciones prometidas al diezmar
El texto más citado en relación con el diezmo es Malaquías 3:10, donde Dios dice:
“Probadme ahora en esto... si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
Los adventistas creen que, aunque el diezmo no debe usarse como un "intercambio" con Dios, sí conlleva bendiciones tanto espirituales como materiales. Entre ellas:
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Fortaleza espiritual y confianza renovada.
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Protección divina contra el egoísmo y la avaricia.
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Sostenimiento económico en tiempos de escasez.
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Paz mental al saber que se es fiel.
Objeciones comunes al diezmo
A lo largo del tiempo, algunos han presentado objeciones al diezmo. Veamos algunas y la respuesta adventista:
1. “El diezmo era parte de la ley mosaica”
Respuesta: El diezmo aparece antes de la ley de Moisés (Abraham y Jacob), y no se limita al sistema ceremonial.
2. “En el Nuevo Testamento ya no se exige el diezmo”
Respuesta: Jesús no lo abole; lo valida (Mateo 23:23). Además, la iglesia primitiva practicaba una mayordomía aún más radical.
3. “No tengo suficiente dinero para diezmar”
Respuesta: El diezmo es una cuestión de fe, no de cantidad. Aún el más pobre puede ser fiel con lo poco que tiene. Dios honra a los que le ponen primero.
Testimonios de fidelidad
Numerosos miembros adventistas a lo largo de los años han dado testimonio de cómo Dios ha provisto de manera milagrosa cuando han sido fieles en sus diezmos. Incluso en países en crisis económica, el diezmo se ha convertido en una fuente de estabilidad espiritual y confianza en Dios.
El diezmo en el tiempo del fin
Desde la perspectiva profética, los adventistas creen que en el tiempo del fin, la fidelidad será puesta a prueba en todos los aspectos, incluyendo la fidelidad financiera. El diezmo será una expresión visible de quiénes confían en Dios por encima de las riquezas materiales.
El ejemplo de Jesús y la generosidad cristiana
Aunque Jesús no enseñó directamente sobre el diezmo en términos legales, vivió una vida de entrega total. Los creyentes que siguen a Cristo son llamados a reflejar esa misma entrega, incluyendo sus recursos materiales. El diezmo es solo el punto de partida de una vida de generosidad, sacrificio y misión.
Conclusión
El diezmo es más que una obligación religiosa; es una declaración de lealtad, una expresión de adoración y una herramienta para avanzar el evangelio. En un mundo centrado en el materialismo, el acto de diezmar nos recuerda que nuestro verdadero tesoro está en el cielo.
Para los adventistas del séptimo día, devolver fielmente el diezmo no es una carga, sino un privilegio. Es una forma tangible de decir: “Señor, tú eres primero en mi vida, también en mis finanzas”.
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